sábado, 27 de agosto de 2011

DESPOTISMO


Un vecino de Algemesí de 29 años murió corneado en las fiestas de Xàtiva. Un toro llamado Ratón (10 años y 550 kilos de peso) lo embistió de frente y le empitonó el pecho y una pierna. Convertido en una leyenda por “sanguinario” –así se anuncia en los carteles de las fiestas-, se rumorea que algunos ayuntamientos han pagado 15.000 € por su participación en el espectáculo bous a carrer. 10.000 € dicen que pagaron en Xàtiva. Tras la muerte del joven, las fiestas continuaron.

La página web del ayuntamiento anuncia su presencia en el titular del programa de la feria de Canals (Valencia). El sábado 24 de septiembre “A les 0:30 h BOUS I VAQUES SOLTES. Exhibició del famós bou “RATÓN”. Torna a Canals on va començar”.

-¡Ahueca, que nos da la charla!
-¡Y con Jovellanos, tía! ¡Qué valor!

Le constaba a Jovellanos que no hay “provincia, no hay distrito, no hay villa ni lugar que no tenga ciertos regocijos y diversiones, ya habituales, ya periódicos, establecidos por costumbre”. Defendía que el pueblo no necesita que le diviertan sino divertirse. Aconsejaba, como ilustrado, que “al buen juez le toca proteger al pueblo en tales pasatiempos”. Escribe que, al introducir los estudios “más luz en la ideas y más humanidad en las costumbres, la lucha de toros  empezó a ser mirada por algunos como diversión sangrienta y bárbara”. Guiado por la razón ilustrada, Jovellanos ansía reformas y progreso para una sociedad atrasada y supersticiosa. Fue acusado de traidor a la patria y de hereje. Sufrió cárcel y destierro. La razón y la humanidad viven hoy en el destierro condenadas por la gamberrada general de las fiestas patronales. Sin ley que les ampare, los ayuntamientos ostentan el monopolio del gamberrismo festivo. Truncado nuestro despotismo ilustrado, vivimos la plenitud del despotismo zopenco.