domingo, 20 de octubre de 2013

Basura

Según el último informe de la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, uno de cada cuatro españoles pobres es andaluz. En el estudio, titulado Pobreza 3.0. La pobreza avanza, se detalla que cerca de 3,5 millones de personas viven en la región en el umbral de la miseria, lo que supone más del 40% de la población. 

La nueva ordenanza de Limpieza Pública y Gestión de Residuos Urbanos del Ayuntamiento de Sevilla prohíbe expresamente la manipulación de papeleras y contenedores en el espacio público y extraer o rebuscar en las bolsas, una vez que han sido depositadas. Las sanciones por cometer infracciones se incrementan. Si la falta se queda en leve, se multará desde los 90 a los 750 euros.

-¡Cuidadín con andar rebuscando en la basura, que te puede caer un multazo!

-¿Se paga en efectivo? ¿Por transferencia? ¿Con tarjeta de crédito? ¿Habrá que devolver la basura recogida? ¿Dónde? ¿Se deposita en mano al municipal? ¿Estará obligado el municipal a entregarte un recibí?

En el poema "Apostillas al decreto de prohibición"[*], nos advirtió Juan Carlos Mestre: “Lo que no puede ser prohibido volverá a ser prohibido de otra forma”. Del Prohibido prohibir al Prohibido no prohibir. Del antirracista No toques a mi colega, al miserable No toques mi basura. La basura queda convertida en un botín exclusivo de los vertederos. A este lado de la raya te ofrecemos bolsas de basura perfumadas, con cierra fácil, varios colores y tamaños. Desde el otro lado de la raya, prohibido tocarnos los residuos, mirarnos la mierda; prohibido rebuscar en “esas bolsas con el estorbo de lo que nunca más volverá a ser duradero”, prohibido romper nuestras bolsas “con los vestigios y el desvanecimiento de la propiedad del vestigio”. Pobreza: horrible palabra, primero pobre y después za(s).



[*] Todos los entrecomillados del párrafo y este poema pertenecen al libro de Mestre La bicicleta del panadero (Calambur, 2012).