Con los presupuestos de 2015
aprobados, el acto político más importante de cada año, la presidenta de la
Junta de Andalucía, Susana Díaz, pregona que su Gobierno es débil. Tiene una
crisis. Desconfía de sus socios porque el vicepresidente quiere ir al Sáhara y
porque IU ha anunciado que consultará a sus bases si mantiene la coalición
cuando en junio valoren el cumplimiento del acuerdo.
En 2008 la Junta de Andalucía
concedió el Premio Voluntariado a las familias andaluzas que acogían a niños y
niñas saharauis. Entonces se hablaba de 30.000 acogidas en los 15 años del
programa “Vacaciones en paz”. En 2013 llegaron 1.300 a Andalucía. La siguiente
comunidad en número de acogidas, Castilla La Mancha, recibió a 385.
-¿Con cuántos miles de
militantes ha consultado Susana Díaz?
-Poquito aguante, ¿no?
La ausencia en los discursos
de Susana Díaz del nosotros o del sujeto Gobierno andaluz, que comprende a la
presidenta y los consejeros y consejeras de dos partidos políticos, explica que
la crisis del yo presidenta provoque el fracaso del pacto. Quizás en el PSOE ha
ocurrido lo mismo. El yo también domina las declaraciones de su secretaria
general Susana Díaz. Superyó ha roto de mala manera una coalición, inhabilita
el Gobierno que preside, quema el delicado jardín de los acuerdos y fomenta la
inestabilidad institucional presente y futura. ¿Qué ocurrirá si el PSOE no
alcanza la mayoría absoluta en las próximas elecciones andaluzas? En IU
vencerán y convencerán (por ese orden) quienes siempre han pensado que hay que
huir del PSOE como de la peste. ¿Y los nuevos que lleguen al Parlamento
andaluz? ¡Ay, los nuevos!
A los primeros síntomas de su crisis, hubiera sido mejor que
Susana Díaz hubiese echado mano de remedios tradicionales: sorbitos de agua del
Carmen o unas lociones de agua de azahar.