El presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, y el de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, inauguraron el aeropuerto de Castellón ante “unos 1.500 invitados” que “aclamaron la iniciativa”. Convocados a través de bandos en sus municipios, habían llegado en autobuses pagados por sus Ayuntamientos. El aeropuerto ha costado más de 150 millones de euros a la sociedad pública Aerocas. El Gobierno valenciano pagará las pérdidas a la concesionaria durante ocho años.
En el aeropuerto inaugurado no había aviones. Tampoco tiene permiso de navegación. “Hay quienes dicen que estamos locos por inaugurar un aeropuerto sin aviones, no han entendido nada. Durante mes y medio cualquier ciudadano que lo desee podrá visitar esta terminal o caminar por las pistas de aterrizaje, algo que no podrían hacer si fueran a despegar o a aterrizar aviones”, ha declarado Carlos Fabra.
-¿Ves? Ahí lleva razón…
-Claro, los aeropuertos para pasear y los parques para construir hoteles y campos de golf…
En 1971 la revista Triunfo recogía algunas “profecías técnicas” de importantes constructoras de aviones con los ojos puestos en el año 2000. McDonnell Douglas Corporation preveía que el pasajero se encontraría “durante el vuelo en un ambiente tranquilo y espacioso y llegará a cualquier destino en el mundo en dos horas o menos”. The Boing Company vaticinaba que “grandes aviones transportarán hombres y mercancías al espacio, donde se conectarán con estaciones de órbita lunar. Estos hombres y materiales (...) serán reexpedidos a la superficie lunar donde las estaciones de la Tierra estarán construyendo una base para la exploración interplanetaria”. Leídas hoy tales predicciones, cómo negarle a Fabra que sus palabras merecen unas líneas en el libro de las profecías aeronáuticas. Este hombre, con permanentes gafas de sol para disimular un ojo tuerto, ya tiene un apologeta: “Eres un visionario”, le dijo Francisco Camps.
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